sábado, 16 de julio de 2011

Me odio.

Odio esa estúpida sonrisa que se te queda cada vez que lo miras, o también odio cuando te pones romántica en el peor momento de todos, odio que delires diciendo tonterias como: " Me gustaría una puesta de sol con él de la mano". Odio que pienses en él 24 horas al día, odio que quieras saber todo sobre él, odio que ni siquiera des el paso, odio que quieras olvidar todo con una borrachera en brazos de otro porque sabes lo que haces, sabes que es solo una noche y es lo único que te interesa.
Odio que escuches música que no te gusta solo porque crees que habla de tu historia con él, despierta, ni siquiera teneis una historia.
Odio que creas que es el hombre más maravilloso del mundo, cuando en realidad sabes que es un mierda.
Odio que siempre visites su tuenti, a todas horas, sabiendo que siempre hay lo mismo, lo mismo que hace dos minutos, y te escandalices cuando tiene algo nuevo y te montes tus peliculas de puede ser que quizás...
No, no, olvídate de eso, él ni siquiera te visita, ni siquiera ha visto tus fotos, no pone nada refiriendose a ti, no gira entorno a ti, sino entorno a 234 tías-microondas que se le ponen por delante todas las noches.
Odio que sepas como le gustan las chicas y digas que son todo lo contrario a tí, odio que hables de él a todas horas, estoy harta no dejas a los demás, hablando siempre de lo mismo, del mismo.
Odio que estes hasta altas horas de la noche solo mirando su foto o esperando para que se conecte, eres inexistente.
Odio que creas que tendrás algo con él, cuando sabes que lo odias, cuando sabes que sería solo un polvo y nada más, cuando sabes que te dan pánico las relaciones y eres la primera que no las aprueba.
Asíque empieza a cambiar, empieza a no hablar de él, a no verle, a no intentar buscarlo por todas partes, a no decir su nombre, a no meterte en su tuenti y se tú, la de siempre, la que pasa de todo, la de no rayarse la cabeza por nada ni por nadie, la de salir con las amigas y reir hasta que le falte la respiración, porque entonces no me quedará otro remedio que odiarlo a él.


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